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Número 009
6 de enero de 2017

MONOPOLIOS DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN DAÑAN LA DEMOCRACIA

*La reforma tiene algunos méritos, pero en general es insuficiente para crear un modelo comunicacional acorde a los cambios sociales y políticos de México

 

*En Internet profesionistas y sociedad civil encuentran foros para comunicarse sin restricciones legales


 

El predominio de monopolios y oligopolios de los medios masivos de comunicación en América Latina dañan el pluralismo, la diversidad y la democracia, señala el maestro Gabriel Sosa Plata, profesor-investigador de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 

En el artículo Nuevos marcos legales no son garantía de pluralidad, publicado en el número 195 de la revista El Cotidiano, el docente del Departamento de Educación y Comunicación expresa que Argentina, Uruguay, Ecuador, Venezuela, Brasil, Chile, Perú, Costa Rica, El Salvador y México han desarrollado políticas públicas para combatir las prácticas monopólicas en materia de comunicaciones.

 

Con lo anterior pretenden reivindicar el derecho humano a la comunicación, promoviendo acciones como la radio y la televisión comunitaria, los derechos de las audiencias o la producción nacional independiente para recuperar la libertad de expresión.

 

La iniciativa no siempre ha emanado de los gobiernos, sino muchas veces de organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) o de organizaciones sociales, académicas y la propia sociedad civil de cada nación, explica.

 

El maestro Sosa Plata sostiene que la concentración mediática es latente en toda la región, ya sea para proteger los intereses de grandes grupos económicos o para defender el rol estratégico de los medios como modeladores de la sociedad, como en el caso de países socialistas.

 

El académico de la Licenciatura en Comunicación Social en la UAM admite que en el caso de México, no obstante las reformas constitucionales en materia de medios de comunicación y telecomunicaciones, los avances han sido modestos.

 

“La reforma tiene algunos méritos, pero en general es insuficiente para crear un modelo comunicacional acorde a los cambios sociales y políticos de México en las últimas décadas”, sostiene el especialista en medios de comunicación.

 

Los medios de uso social comunitarios e indígenas lograron un triunfo histórico al ser reconocidos legalmente, pero se vieron afectados cuando se les destinó sólo uno por ciento del presupuesto federal, estatal o municipal. En el caso de los agentes económicos preponderantes, la concentración se ha profundizado como resultado de esas reformas.

 

En Ecuador, por ejemplo, una nueva Constitución de la República fue aprobada en 2008, en la cual hay reformas que ahora establecen el derecho a una comunicación libre y diversa, así como el acceso universal a las tecnologías de las información y comunicación, por lo que estas leyes determinan el control de los contenidos que emiten la radio y la televisión en 60 por ciento.

 

El Estado garantiza también la asignación de frecuencias radioeléctricas en igualdad de condiciones y a través de métodos transparentes para evitar las prácticas monopólicas. Sin embargo, admite, el sector privado aún tiene más de 70 por ciento de las frecuencias radiales y televisivas.

 

En Argentina se creó la Ley de Medios, promovida por la Coalición para una Radiodifusión Democrática conformada por representantes de sindicatos de prensa, universidades, organizaciones sociales, radios comunitarias, pequeñas radios comerciales y organismos de derechos humanos, con el afán de desmantelar el sistema monopólico de los medios y fomentar la competencia.

 

Esta norma continúa en litigio por la mayor corporación de medios en Argentina, el Grupo Clarín, que se niega a adecuarse a dicha ley, con lo que la resistencia de ciertos grupos de poder por asumir estas nuevas regulaciones ha frenado su avance.

 

El panorama en América Latina es poco alentador porque aún prevalecen los fenómenos de concentración en medios de comunicación, y ahora en las telecomunicaciones, Internet es conocido como el Quinto Poder, una plataforma de verdadera libertad de expresión donde, hasta el día de hoy, profesionistas y sociedad civil encuentran foros para comunicarse sin restricciones legales.